
El término placer se contrapone
normalmente al de dolor, se trata en parte de una definición de cosas por
oposición.
En filosofía las reflexiones sobre la cuestión del
placer se suelen enfocar a partir de consideraciones éticas. El enfoque ético
de estos escritos tiene algún inconveniente, dado que su naturaleza ligada a la
moral y la moralidad, a lo bueno y a lo malo, ha impedido a menudo una
precisión analítica y psicológica.
La definición de Spinoza sitúa al
placer ligado al bien, le da una connotación moral positiva. Antes que él se
definen en el mismo sentido aunque con notables variantes los filósofos
cirenaicos hedonistas y los epicúreos.
Para
los cirenaicos la definición de la sensación de placer es la del movimiento
sereno del cuerpo, por el contrario el dolor es el movimiento desordenado del
mismo. Hay que decir que para la filosofía griega el concepto de “movimiento”
no es el de movimiento físico sino el de un cambio de estado en algo o alguien.
La
filosofía será para ellos, por tanto, la que se ocupará de elegir y medir el
placer. Así, Anicerís valoro por encima del placer sensual el que resulta de la
amistad, la vida familiar o el ejercicio de la política. Sin embargo, Hegesís,
da el contrapunto pesimista a la cuestión del placer, al decir que todo placer
va acompañado tarde o temprano de dolor -esencialmente por la pérdida de lo que
era placentero-.
Los
hedonistas cirenaicos tienen una concepción del placer decididamente como algo
“bueno”, su objetivo es el logro de la felicidad que prácticamente identifican
con el placer, por ello también se centran en la desaparición del dolor de la
angustia, el evitarlos en todo lo posible.
La negatividad del
placer
De manera contraria a las anteriores escuelas los
filósofos cínicos y aún más los estóicos verán en el placer como algo negativo,
dado que para ellos el placer resulta ser el principal enemigo de la moral.
En el mismo sentido se pronunciarán la mayoría de
doctrinas ascéticas, siendo el gnosticismo la que con mayor aversión ve todo
tipo de placer material, en consecuencia incluye también el sensual como cosa
negativa. Esto se debe a que las doctrinas gnósticas consideran, a imitación
de Plantón, al cuerpo como
“prisión del alma”, pero van más allá de los postulados platónicos al
considerarlo también “corruptor” o “tentador” del alma.
Variedades de
placer
Ya señalamos que el placer es un
concepto analógico y que por eso hay muchos tipos de deleite, a veces muy
distintos por su cualidad fenomenológica, por su base neurológica y por su
función en el dinamismo de la vida. A estos dos últimos puntos nos referimos
más adelante. No son lo mismo, en este sentido, el placer fisiológico, el gusto
estético, o el gozo intelectual relacionado con la inteligencia, con la vida
social y con el amor de amistad entre las personas.
Un tipo especial de placer se genera
cuando se alivia un dolor (placer como "alivio"), o cuando el cuerpo
fatigado descansa (placer como "sensación de descanso"). Otra clase
de placer surge cuando se presenta una distancia entre un bien al que se tiende
(inclinación –o tendencia– y deseo) y su
posesión efectiva. El deleite surge entonces cuando se obtiene o se satisface el
objeto de la inclinación: por ejemplo, se siente un especial gozo cuando se
consigue un premio al que se aspiraba. Si la inclinación implica una necesidad
vital, el placer consiste en la satisfacción de una necesidad, por
ejemplo, el placer de beber cuando se satisface la sed.
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